Teoría y práctica de la medicina visigoda. Del enciclopedismo de Isidoro a la enfermería monástica
Cuando leemos la obra enciclopédica de Isidoro de Sevilla da la sensación de que la medicina clásica había llegado al mundo visigodo plena de racionalidad, como un conocimiento erudito y bien asentado. Sin embargo, cuando se buscan las evidencias de la práctica médica esta resulta más difícil de at...
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Autor Principal: | |
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Publicado en: | Asclepio: Revista de historia de la medicina y de la ciencia Vol. 72, n. 1, 2020 |
Tipo de contenido: | Artículo |
Idioma: | Castellano |
Publicado: |
2020
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ISSN: | 0210-4466 |
Temas: | |
Acceso en línea: |
Texto completo https://doi.org/10.3989/asclepio.2020.08 |
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Cuando leemos la obra enciclopédica de Isidoro de Sevilla da la sensación de que la medicina clásica había llegado al mundo visigodo plena de racionalidad, como un conocimiento erudito y bien asentado. Sin embargo, cuando se buscan las evidencias de la práctica médica esta resulta más difícil de atestiguar. El médico se presenta como una figura excepcional y sus cuidados dirigidos a una minoría privilegiada. Cuando Isidoro enfrenta la enfermedad en su obra monástica parece claro que la salud del monje es objeto de su preocupación, pero enseguida apreciamos que su propio concepto de la enfermedad y sus causas ha tomado otros derroteros. La enfermedad ya no es solo una alteración del equilibrio del cuerpo, la enfermedad puede convertirse en una prueba de la desaprobación de Dios. Dentro de las opciones curativas propuestas por Isidoro en sus Etimologías: la dieta, el uso de medicamentos y la cirugía, solo la primera parece aplicarse en el contexto monástico. Esta opción, que es común al resto de la literatura ascética y de las reglas del entorno, deviene tanto en un vehículo de prevención de enfermedades, como en un objeto de disciplina moral y de control de la voluntad de los monjes. When we read the encyclopaedic work of Isidore of Seville, we may get the feeling that classical medicine had reached the Visigoth world in a state of full rationality, as an erudite and well established knowledge. However, evidence of medical practice is more difficult to be found. The doctor is shown as an exceptional figure, and medical care is available only for a privileged minority. When Isidore faces the disease in his monastic work it seems clear that the monks’ health is an object of his concern, but we immediately notice that his own idea of disease and its causes has taken a different course. The disease is no longer only an alteration of the balance of the body, the disease may become a proof of God’s disfavour. Among the healing options proposed by Isidore in his Etymologies, we can found diet, medicines and surgery, but only the first one seems to apply in the monastic context. This option, which is common to the rest of the ascetic literature and the rules of the surrounding areas, becomes a vehicle of disease prevention as well as an object of moral discipline and control of the will of the monks. |
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ISSN: | 0210-4466 |